viernes, 28 de abril de 2017

LOS SANTOS INOCENTES


VALORACIÓN CRÍTICA

DE

LOS SANTOS INOCENTES



 Comente los aspectos más relevantes de la obra que ha leído del período comprendido entre 1975 y la actualidad en relación con su contexto histórico y literario.



                Miguel Delibes es un narrador fundamental durante más de cincuenta años: desde 1948, en que publica La sombra del ciprés es alargada, hasta 1998, cuando sale a luz una novela histórica titulada El hereje, la trayectoria del escritor es de las más ricas de nuestra literatura. Con la primera obra que hemos señalado se inscribe ya en el marco de la novela existencial de los años 40; continuará con sus contribuciones a la novela social: El camino (1950) y Las ratas (1962); también, a la renovación de la técnicas narrativas, con un libro como Cinco horas con Mario (1966) y, a partir de 1975, se va a sumar a la recuperación del gusto por la historia y la narración con obras diversas, entre las que debemos mencionar esta que nos ocupa: Los santos inocentes (1981). La obra, al parecer estaba pergeñada en los años 60, pero Delibes no la terminó. Tuvieron que pasar casi veinte años para que encontrara la fórmula adecuada: estamos ante una novela social que incorpora las nuevas técnicas narrativas y que presenta una historia ambientada en una etapa unos veinte años anterior.

            La novela consta de seis libros que poseen una cierta autonomía, pero que presentan las distintas facetas de un todo común. Se titulan así: "Azarías", "Paco, el bajo", "La milana", "El secretario", "El accidente" y "El crimen". La estructura interna los agrupa en dos partes: los cuatro primeros por un lado y los dos últimos por otro. Los primeros presentan un mundo, el de un cortijo, probablemente de Extremadura, en los años sesenta en España. Si hacemos caso de la referencia a los 'veinticinco años de paz' del régimen franquista, nos encontraríamos en 1964 exactamente. En estos libros predomina la descripción, la repetición de acciones habituales y adquieren la función de presentar el marco de la narración mediante la presentación de los personajes; los dos libros finales poseen la clave narrativa. En un contexto ya definido, va a ocurrir un accidente y va a tener lugar un homicidio.

            El accidente podría parecer irrisorio, pues lo que ocurre es que el señorito Iván, arquetipo del mundo de los señores, se queda sin ayudante de caza cuando Paco, el bajo se fractura una pierna. Pero no lo es, porque ni el hijo ni el cuñado de Paco, el bajo, que lo sustituyen, van a ser del gusto del señorito y, entonces, en un marco de explotación sistemática y de vasallaje servil, se va a producir un desequilibrio, una situación de caos. Y de ella va derivar lo imprevisible: el señorito, un día en que la caza no se le da bien, mata a la "milana bonita" de Azarías; dispara contra ella, a sabiendas, y para resarcirse de una jornada en blanco. El pobre Azarías, un disminuido psíquico cuyo amor por las aves está presente desde el principio de la novela, esa misma tarde, cuando acompañe de nuevo al señorito, lo ahorcará colgándolo de una encina. Evidentemente, es una especie de justicia poética, una justa venganza de los desheredados contra el mundo de los señores. Y ha de ser 'un pobre loco' quien la lleve a cabo, pues de los cuerdos no se atreve nadie.  

            El tema es la denuncia de las condiciones casi feudales que aún existían en los años sesenta en España; la pobreza, la incultura y la marginación de unos seres -"santos inocentes"- que no merecen un destino tan injusto; además, la obra es un canto a la naturaleza, con la que se compenetran perfectamente las víctimas, frente a los señores, que solo se sirven de ella para esquilmarla. Todo ello con la connivencia del régimen franquista, del nacionalcatolicismo y de la clase aristocrática del país.

            El espacio y el tiempo ya los hemos señalado antes: un cortijo extremeño en el año 1964, visto desde una perspectiva histórica y literaria situada ya en los años ochenta. En lo que concierne a las técnicas narrativas, debemos señalar, junto a la división en 'libros' del relato, la voz del narrador. Este es quizá el hallazgo mayor de Delibes. La historia se cuenta como si la contara un campesino, cuyo nombre no se dice: la forma expresiva es la de los humildes. Palabras del campo, muletillas como "a ver", uso reiterativo de las conjunciones ilativas ("y, que"), el artículo vulgarizador delante de los nombres propios ("la Régula, el Azarías")… Todo ello converge en el estribillo "milana bonita, milana bonita", que se repite a lo largo de la novela y la convierte en una especie de poema dividido en seis tramos, los seis libros. A ello contribuye también el estilo: aunque toda la obra posee ese carácter unitario que le da la voz del narrador, Delibes permite que cada personaje se manifieste con su propia individualidad y, en lugar de marcarlo con los dos puntos, el guión o las comillas, lo hace mediante un salto de línea en cada parlamento directo y un sangrado de párrafo en la primera línea del mismo. A la vez, el autor prescinde del punto y seguido; toda la puntuación se remite a la coma, más escasamente al punto y coma,  y solo al punto final al terminar cada libro. El resultado es una obra dividida en seis tramos, cuya contextura poética se refuerza con el aspecto de poema que posee cada libro, que parece escrito en largos versículos sin ningún punto y seguido.    

            Los santos inocentes es quizá la novela de la que el autor se hallaba más satisfecho, es una obra capital en nuestra historia literaria reciente y posee la particularidad de ser una novela social, pero escrita desde la perspectiva de los años ochenta, lo que proporciona una crítica definitiva del régimen social y político imperante en España durante los años sesenta, y un ejemplo de cómo la temática social se puede tratar incorporando técnicas novelísticas que demuestran una clara preocupación formal y estilística.

                  

domingo, 2 de abril de 2017

Réquiem por un campesino español



VALORACIÓN CRÍTICA
DE
RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL

 Comente los aspectos más relevantes de la obra que ha leído del período comprendido entre 1939 y 1975 en relación con su contexto histórico y literario.
            La obra que he leído de este período es Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender. Este autor es el novelista más importante de entre los exiliados. Nació en Chalamera (Huesca) en 1902 y murió en San Diego (California) en 1982. Desde la publicación de Imán, una novela sobre la guerra de Marruecos, ya figura a la cabeza de la "novela social" de la época, los años treinta. Y hasta 1936, año en que publica Mr. Witt en el Cantón y por la que obtiene el Premio Nacional de Literatura, va a publicar seis novelas, incluida la del premio, que lo convierten en el modelo de "escritor comprometido". Baroja dirá de él que era, en 1936, el escritor joven que más porvenir tenía en España, junto a García Lorca. Luego estalla la guerra y pierde a su mujer y a su hermano, antiguo alcalde de Huesca, fusilados. Tras recuperar a sus hijos, pasa a Francia y de allí, a América, hasta establecerse definitivamente en los Estados Unidos. Comienza un largo exilio: la soledad, la culpa, la memoria, la obsesión de la muerte le llevan a escribir entre 1939 y 1960 novelas fundamentales para la historia de la literatura española. Destacan las nueve novelas de Crónica del alba (1942- 1966), obra en la que evoca su propio pasado y las circunstancias históricas en que aconteció y, Mosén Millán, de 1953, que será retitulada más tarde Réquiem por un campesino español. En ella, trata el tema de la Guerra civil con técnica realista y, pese a su brevedad, es sin duda su obra maestra.
            En un pueblecito aragonés limítrofe con Lérida, el cura se prepara para decir una misa en sufragio de Paco el del molino; el monaguillo recita un romance que recrea la vida de Paco e informa a cada rato de que la iglesia continúa vacía. Tan solo aparecerán los tres ricos de la población: don Valeriano, don Gumersindo y don Cástulo. Estos ofrecerán pagar la misa y el cura rechazará la oferta, porque considera que el oficio de réquiem es cosa suya. Mientras dura la espera, el sacerdote evoca en un admirable contrapunto entre pasado y presente la vida de Paco, que ha sido fusilado un año antes, víctima de los odios desatados en la Guerra civil. Son numerosos los temas tratados: la injusticia social, la pobreza y la marginación, el odio, la venganza, la muerte…, pero sobre todos destaca el de la amistad y la traición. ¿Cómo Mosén Millán, que ha bautizado y casado a Paco, de quien se consideraba amigo,  puede denunciarlo, convencerle para que se entregue y, al confesarlo antes del fusilamiento, decirle estas palabras: -A veces, hijo mío, Dios permite que muera un inocente. Lo permitió de su propio Hijo, que era más inocente que vosotros tres ? . Este tema proyecta sus sombras sobre la función de la Iglesia católica en aquellos momentos, cuya pasividad la hizo cómplice de los poderosos, y sobre cualquier creencia, religiosa o no,  que justifique la inhibición ante la muerte de inocentes. Inocencia y culpabilidad es otro de los temas a los que nos enfrenta el autor.
            Los personajes principales son Paco el del molino y Mosén Millán. Son amigos, pero desde la visita a las cuevas, donde vivían los más pobres, para dar la extremaunción a un moribundo, Paco se irá distanciando del sacerdote: él no acepta la injusticia, mientras que el cura la justifica. Desde ese momento, descubre el lector que la brecha se va a ir haciendo cada vez mayor hasta llegar al trágico desenlace. Se ha visto en los personajes un fuerte contenido simbólico: si la aldea es España,  Paco el del molino es el pueblo; Mosén Millán, la Iglesia; 'los ricos' son la clase alta, la propiedad tradicional y los nuevos burgueses. Sucede que, ante el conflicto con el Duque, se imponen las fuerzas tradicionales apoyadas por el nuevo orden, nacido de la guerra, y la Iglesia se inhibe. Paco el del molino, el pueblo, es traicionado por Mosén Millán, la Iglesia, y entonces el pueblo dejará vacío el templo el día del réquiem, es decir 'el pueblo' se halla en contra de los poderosos y de la Iglesia.
            La estructura externa consiste en un texto seguido que carece de división en capítulos o secuencias, un texto unitario que se organiza en torno a nueve alternancias presente-pasado,  que nos cuentan la vida de Paco el del molino mediante la evocación de Mosén Millán, desde el bautizo hasta la detención, la confesión y la muerte. Al mismo tiempo, el monaguillo ha ido recitando un romance que recrea 'una vida literaria' de Paco, inventada por la imaginación popular, que va adelantando los acontecimientos que luego evocará M. Millán desde su conciencia culpable. Con ello, el texto sigue tres líneas: la narración del presente (seguramente en el año 1937), en tercera persona, con un narrador testigo; la evocación de Mosén Millán que, no obstante tratarse de sus recuerdos, está narrada mediante un narrador de 3ª persona omnisciente;  y el romance,  que añade un visión épico-lírica sobre el protagonista.
            El marco espacio-temporal está constituido por un pueblecito aragonés en la frontera con Lérida, un pueblo como tantos otros, con sus  campesinos, sus ricos y su cura, que se ven sacudidos por los acontecimientos históricos, sobre todo por el estallido de la Guerra civil. Este acontecimiento pone a cada cual en la situación crítica de definirse ante su propia conciencia. Al igual que los personajes, adquiere este pueblecito el valor simbólico de representar a España en uno de los momentos críticos de su historia.
            En cuanto al estilo y la lengua de Sender, la primera cualidad que destaca en su prosa es una sobria sencillez. En ella, lo vital y emotivo se impone a lo conceptual, de modo que salen beneficiadas  la naturalidad y la transparencia expresivas. Y, aunque el lenguaje es sencillo, eso no le quita a la obra la intensidad y la conmovedora profundidad que tiene. Réquiem por un campesino español se encuadra dentro de la "novela social" de posguerra y, en este sentido, debemos destacar los  rasgos que comparte con esta corriente novelesca característica de los años 50: prioridad del contenido, al que se subordinan las técnicas narrativas; la estructura del relato es aparentemente sencilla; desnudez y concisión en las descripciones; es propio de la novela social el personaje representativo (simbólico), tomado como la síntesis de una clase o grupo; técnicas derivadas del objetivismo: el novelista no aparece; el lenguaje adopta el estilo de crónica, desnudo y directo; uso de expresiones coloquiales o vulgares (“pa`heredarla”); uso de palabras populares (“hacer fuineta”, “echar roncas”, “pijaitos”).
             En conclusión, se trata de la obra maestra de Ramón J. Sender; una obra escrita en clave realista, pero cargada de una honda emoción y contenido simbólico. A la vez,  es una de las grandes novelas del exilio y de las que componen la corriente de la "novela social" en la década de los años 50. Y su autor Ramón J. Sender se ha convertido en un clásico de la literatura española contemporánea.

miércoles, 22 de marzo de 2017

La casa de Bernarda Alba



La casa de Bernarda Alba
             Obra dramática escrita en la primavera de 1936, poco antes de la muerte del propio autor. Parece estar inspirada en sucesos reales: Lorca la subtituló “Drama de mujeres en los pueblos de España”. Pero el contenido y proyección le dan una trascendencia incalculablemente superior y convierten La casa... en uno de las máximas expresiones del teatro lorquiano y en una de las mejores obras del teatro español del siglo XX.
            Lorca cuenta la horrible costumbre de los pueblos de la época que, como en este caso, al morir el marido de Bernarda, obligaba tanto a ella como a sus hijas a estar ocho años de luto, sin salir de casa. La autoridad está representada por la madre que hace cumplir a rajatabla este compromiso. La hermana mayor, Angustias, hija de un matrimonio anterior, es la única que tiene relación con el exterior, con su prometido que, a su vez, se acuesta con Adela, la benjamina de la familia quien representa las ansias de libertad. Poncia, la criada, aporta la poca alegría y frescura que se respira dentro de la casa gracias a sus chismes que traen noticias de fuera y a su carácter jocoso; pero Bernarda siempre corta su actitud con sequedad.
            Este encierro absurdo desemboca en un enfrentamiento entre Bernarda y Adela: esta última cree que Bernarda ha matado a su amante; entonces Adela, en su dormitorio, se ahorca y muere.
            El tema fundamental es, por tanto, el enfrentamiento entre la moral autoritaria, rígida y convencional, encarnada en Bernarda, y el deseo de vivir en libertad, encarnado por Adela y la abuela, Mª Josefa; además, Lorca trata otros temas secundarios como el ansia de amar y de la búsqueda de varón; la hipocresía, cifrada en las falsas apariencias; el odio y la envidia entre las hermanas; la injusticia social, la pobreza; la marginación de la mujer y el tema de la honra.
            La estructura responde a un esquema clásico de presentación, nudo y desenlace en los correspondientes actos, pero nos ofrece un ritmo interno cíclico y repetitivo: se empieza siempre en una situación en calma, se genera un conflicto y se acaba con un desenlace violento: el primer acto concluye con el encierro a la fuerza de la abuela; el segundo, con el linchamiento de la hija de la Librada y el último, con el disparo contra Pepe el Romano y el suicidio de Adela. Hay, pues, una especie de "crescendo" que culmina con la tragedia final.
              Los personajes protagonistas constituyen un coro que se opone a Bernarda; la odian porque se opone a la satisfacción de sus deseos: vivir, amar, ser libres. Entre ellos, se dan, a veces, sentimientos de envidia y odio también -recuérdese la relación de Martirio y Adela-; asimismo, está muy marcada la diferencia social: Poncia parece una amiga, pero, cuando interesa, se le hace ver que no es más que una criada a sueldo. Entre los personajes 'no visibles', destacan estos tres: Pepe el Romano, el catalizador del drama, pues todo se origina y concluye en él; los segadores, símbolo de la libertad y del amor, constituyen el mundo exterior, el que se rige por las estaciones del año frente al mundo cerrado y aislado de la 'casa'...Y la hija de la Librada, símbolo de quien se aparta de las normas y es linchada por quienes conjuran sus propios fantasmas proyectándolos sobre los demás; mujeres recocidas que castigan en otras el ardor de su propia sangre frustrada. Hay otro grupo, el de los aludidos, cuya única función es marcar algunos puntos del argumento: el marido muerto, puro pretexto para el luto; el novio de Martirio, para subrayar la frustración del personaje; Paca la Roseta, símbolo del deseo y la pasión de los hombres, a quien todo se les permite..., por eso, porque son hombres.
              El ambiente se centra en dos espacios: el interior y el exterior de la casa. El primero representa el mundo cerrado, la privación de libertad, la ausencia de amor, la frustración... Es un mundo de mujeres solas, tristes. El espacio exterior es el objeto de deseo: la libertad, el amor, la alegría.
              En cuanto a las técnicas teatrales, cabe destacar los apartes, las acotaciones y los monólogos, perfectamente integrados en la acción dramática. Pero el gran hallazgo de Lorca es el lenguaje: se parte de un lenguaje coloquial justo, preciso, con nervio..., que responde al enfoque realista de la obra; pero, sobre él, el autor construye un mundo de resonancias líricas, un mundo poético que acaba desbordando lo teatral y convirtiendo la obra en un símbolo. En este punto, La casa de Bernarda Alba proyecta su sentido universal dentro de la historia de la literatura,  pues podemos leer en ella la oposición entre quien se doblega a la mediocridad de una moral impuesta y quien se rebela contra ella para conseguir en su vida la libertad, el amor y la alegría de vivir.


jueves, 2 de febrero de 2017