jueves, 14 de abril de 2016

LA NOVELA Y EL CUENTO HISPANOAMERICANOS DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX.

TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES

EL TEATRO DESDE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX




EL TEATRO, DE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX

 
El teatro después de la Guerra Civil halla no pocas dificultades y condicionamientos. Unos, económicos, pues no existe mucho interés por parte de los empresarios; otros, ideológicos, ya que el régimen político impone una fuerte censura.

 1. Se distinguen, nuevamente, dos grandes tendencias. La primera es la del teatro ‘comercial’ en la línea de Benavente. Será la línea más apoyada por los empresarios pues supone poner en escena obras que no perturben al espectador, que carezcan de sentido crítico y que buscan el puro entretenimiento. Este teatro continuista cuenta con varios tipos: el representado por José María Pemán quien, en la línea del teatro poético anterior, defiende en sus obras valores como el de la  autoridad, la unidad de la patria, el heroísmo, el catolicismo..., es decir valores a través de los cuales lleva a cabo una clara defensa del régimen político imperante; un teatro de humor, magnífico, heredero de la audacia vanguardista del 27 y que está representado por dos grandes autores: Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa); y, por último, un teatro típicamente burgués, heredero de la alta comedia benaventina, y que presenta obras bien construidas, divertidas, donde domina la técnica del diálogo. Destaca, entre otros, Edgar Neville (El baile).

 Pero a finales de los años 40, se estrenará una obra, Historia de una escalera (1949) que va a dar a conocer a uno de los autores más importantes de todo el teatro de posguerra: Antonio Buero Vallejo. Si toda su producción va a estar dominada por un tema fundamental, ‘la búsqueda de sentido a la vida humana’, en estos años 40, Historia de una escalera constituye una auténtica revelación que escapa a las pautas del teatro comercial imperante y que pone sobre la escena un drama realista de enfoque claramente existencial, en la misma línea de lo que ocurre con la poesía y la novela. (Ver valoración crítica adjunta).

2. La segunda etapa de su producción (la de los años 50 y 60) presentará un teatro más complejo y de contenido, más que existencial, de carácter social y ético. Obras como El concierto de San Ovidio o El tragaluz serán las precursoras del teatro ‘social’. Un público nuevo, joven, universitario, y la leve apertura política del régimen propician la aparición de un teatro emparentado con la protesta social, en la misma línea de la poesía comprometida y de la novela social contemporáneas. Será un teatro sencillo y realista que va a denunciar problemas concretos, injusticias sociales y que los autores, en última instancia, utilizarán como instrumento para la denuncia social. De esta nueva generación, cabe destacar a Lauro Olmo (La camisa).

 

3. La tercera etapa de Buero Vallejo, de estilo experimental, con nuevas técnicas escénicas, y de contenido político, social y ético, conectará con el teatro de los años 70 y 80. Sus obras más destacadas de este período son La doble historia del doctor Valmy y La Fundación. El teatro de estos años supone la superación del ‘realismo’ mediante una estética experimental, europea y americana. Esta ‘nueva vanguardia teatral’ está constituida por un teatro crítico, hermético para la mayoría (obra de minorías). En este teatro, característico de los años 60 ya entrando en los 70, se pueden disitinguir distintas tendencias.

 

En el teatro comercial, destaca por estos años el teatro poético, simbólico y moralizante de Antonio Gala (Anillos para una dama) Por otro lado, el cansancio del realismo social da paso a un nuevo teatro que, sin abandonar la temática crítica, asimila las corrientes experimentales del teatro extranjero: teatro del absurdo (Ionesco); teatro dialéctico y político (Bertold Brecht); teatro total (Artaud); teatro pobre  (Grotowski); teatro underground (Living Theatre) . Este teatro ofrece dos variantes:

A)TEATRO EXPERIMENTAL DE AUTOR: de alto contenido crítico y grandes audacias verbales, que hacen de él un nuevo "teatro soterrado". Destacan Francisco Nieva (La carroza de plomo candente) y Fernando Arrabal (con su "teatro pánico" -Cementerio de automóviles- y su "teatro bufo"-Oye, Patria, mi aflicción-).

B) GRUPOS DE TEATRO INDEPENDIENTE: además de sus propias creaciones, representan obras del teatro social y del teatro experimental de autor. Destacan los grupos catalanes: Els joglars,  Els Comediants, Teatre Lliure y La Fura dels Baus.

 


4. En esta etapa, situamos el teatro que se hace a partir de la llegada de la democracia. Mejoran las condiciones para el desarrollo del teatro (sin censura y subvencionado). Con todo, por razones económicas, predominan los montajes austeros (centrados en la palabra y el gesto), frecuentemente con solo dos  personajes y con monólogos, como la exitosa adaptación de Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes. Los autores jóvenes se abren paso gracias a un público juvenil. Se observa una dispersión de tendencias, aunque en general prevalece un claro retorno a la línea tradicional y un retroceso de la vanguardia. Podemos señalar algunas tendencias:


LÍNEA VANGUARDISTA:


FRANCISCO NIEVA (Caperucita y el otro)



 

 

 

LÍNEA REALISTA TRADICIONAL:


FERNANDO FERNÁN GÓMEZ (Las bicicletas son para el verano)

JOSÉ SANCHÍS SINISTERRA (¡Ay, Carmela)



 
COMEDIA URBANA O DRAMA URBANO:

J.LUIS ALONSO DE SANTOS (La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro).

JUAN MAYORGA (Alejandro y Ana)

 

TEATRO ESPECTÁCULO: montajes  en los que prima lo visual sobre lo verbal.

ELS COMEDIANTS (Dimonis)

 
LA FURA DELS BAUS (Ombra)

 

 





 

 

 EL TEATRO, DE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX

 

  1. El teatro después de la Guerra Civil se enfrenta a graves dificultades debido a…
    1. La falta de obras dramáticas..
    2. El poco interés de los empresarios y la censura que impone el régimen.
    3. La escasez de teatros.
    4. El poco interés del público.
  2. Sola una de las afirmaciones es falsa…
    1.  El teatro comercial sigue la línea de la alta comedia de Benavente.
    2. Sus obras carecen de sentido crítico.
    3. Es el teatro de mayor calidad.
    4. Sus obras buscan el puro entretenimiento.
  3. El teatro del régimen, representado por José María Pemán, …
    1. Es surrealista en la línea de García Lorca
    2. Defiende los valores tradicionales: autoridad, unidad de la patria, el heroísmo, el catolicismo.
    3. Es de carácter existencial.
    4.  Es de carácter simbólico.
  4. El teatro de humor, magnífico, heredero del ingenio y de la vanguardia del 27, cuenta con dos grandes autores:
    1. Antonio Buero Vallejo y Antonio Machado.
    2. Lauro Olmo y Fernando Fernán Gómez.
    3. Enrique Jardiel Poncela y Miguel MIhura.
    4. García Lorca y Valle-Inclán .
  5. En los años cuarenta, de la mano de Buero Vallejo, se inicia un teatro de calidad que se distingue por…
    1. Su carácter poético.
    2. Su  carácter existencial ( la Familia de Pascual Duarte e Hijos de la ira.)
    3. Su carácter comercial.
    4. Su carácter cómico.
  6. Historia de una escalera es la precursora de esta orientación y se caracteriza por…
    1. Estar centrada en las grandes ciudades.
    2. Servir de propaganda al régimen.
    3. Incidir sobre “la búsqueda de sentido a la vida humana”.
    4. Ser una obra cómica.
  7. En los años 50/60, Buero Vallejo con El concierto de San Ovidio y El tragaluz participa también del teatro social, caracterizado por…
    1. La denuncia social, en línea con la novela y la poesía.
    2. La experimentación teatral.
    3. La literatura de evasión.
    4. La importancia de la escenografía.
  8. Junto a Buero, en el giro hacia el teatro experimental, se cuentan otros autores…
    1. Los hermanos Machado
    2. Valle, Lorca
    3. Els Joglars, Francisco Nieva, Francisco Arrabal.
    4. Benavente, Edgar Neville
  9. A partir de los años 80, se vuelve a un teatro de corte realista, más tradicional en el que triunfan…
    1. F. Fernán Gómez y Alonso de Santos
    2.  Valle, Lorca
    3. Els Joglars, Francisco Nieva, Francisco Arrabal.
    4. Benavente, Edgar Neville
  10.  El tema de Historia de una escalera es…
    1. Cómo la vida se repite sin esperanza para nadie,
    2. Cómo las generaciones de los mayores fracasaron en su intento de ser felicies.
    3. Cómo la vida se repite, pero los jóvenes, tal vez alcancen sus sueños.
    4. Cómo la escalera los atrapa a todos sin remisión.

VALORACIÓN CRÍTICA DE HISTORIA DE UNA ESCALERA


VALORACIÓN CRÍTICA DE HISTORIA DE UNA ESCALERA
DE ANTONIO BUERO VALLEJO

 

 

Historia de una escalera  fue estrenada en el Teatro Español de Madrid la noche del 14 de octubre de 1949 –fecha clave del teatro y de la literatura española de posguerra-, con un clamoroso éxito. Se trata de un drama dividido en tres actos que transcurren en tiempos muy diferentes: el primero, en 1919, un día en que los vecinos deben pagar el recibo de la luz; el segundo, en 1929, cuando tiene lugar el entierro del señor Gregorio; y el tercero, en 1949, año que coincide con el presente del espectador, en la fecha de cumpleaños de Manolín, uno de los personajes.

 

 Aunque se mantenga esta división clásica en tres actos, el contenido no se ajusta al esquema clásico o tradicional de planteamiento, nudo y desenlace. Más bien, debemos hablar de estructura cíclica o repetitiva con un final abierto. En efecto, cada acto conlleva una fuerte disputa entre personajes y una declaración amorosa; la continua repetición de hechos, palabras o ideas obliga constantemente al espectador a comparar lo que ve representado en ese momento con lo que ha visto antes. Se trata de sucesos cotidianos que se repiten invariablemente a lo largo de los años (hábitos sociales como las expresiones de consuelo ante la muerte de alguien, las relaciones de vecindad con sus filias y sus fobias, la cotidiana bajada a la compra, el pago de los recibos de luz...) y de situaciones afectivo-amorosas que, tras una trama de amores cruzados, y frustrados, entre los personajes principales (Fernando-Elvira; Urbano-Carmina) culminan en la declaración de Manolín, hijo de la primera pareja, a Carmina, hija de la segunda. Esta situación final reproduce la de treinta años antes entre Fernando y Carmina, frustrada por las circunstancias de una existencia gris, e incluso mezquina, ligada a una ‘escalera’ que suben y bajan constantemente, y de la que no han podido liberarse.

 

Esta escalera es el símbolo del paso del tiempo, pero también de la inmovilidad social y del fracaso personal. ¿Van a conseguir Manolín y Carmina hacer realidad sus sueños: ascender en la escala social y, superando los odios de sus mayores, ver culminado su amor en el matrimonio? En otras palabras: ¿van a lograr liberarse de la ‘escalera’? Si atendemos a la estructura cíclica que hemos comentado, habría que decir que no: estarían condenados a repetir el fracaso de sus padres. Pero, curiosamente, en la escena del primer acto en que Fernando comunica a Carmina sus proyectos y le confiesa su amor, se derrama la lechera que llevaba la joven: como en el cuento de La lechera, es el símbolo de las ilusiones que no se cumplirán; mientras que, al final, el autor se cuida de no intervenir tan explícitamente y, aunque la escena que protagonizan los jóvenes, es observada por sus padres con infinita melancolía, cabe la posibilidad de creer que la historia puede cambiar. Buero habría dejado abierto el final para que el espectador contemporáneo, que se habría visto perfectamente reflejado en los personajes de la obra, pusiera el suyo propio: ello implicaría empeño e integridad, condiciones imprescindibles, después de haber asistido al fracaso de los personajes pertenecientes a las generaciones anteriores.

 

Historia de una escalera es la historia de vidas frustradas en lo personal, en lo social y, sobre todo, en lo existencial. La sordidez de la vida, ligada al símbolo de una escalera de casa de vecindad, muestra el vacío de unos personajes condenados a repetir monótonamente las mismas acciones de sus predecesores. Eso sí, con una puerta abierta a  una débil esperanza. En este sentido, es un fiel reflejo de la posguerra, caracterizada, desde un punto de vista social, por la pobreza, la impotencia y la resignación; y desde un punto de vista personal, por la angustia existencial, por el desengaño que provocan las ilusiones frustradas. En este sentido, conecta con las preocupaciones existenciales que se manifiestan tanto en la novela de Cela (Pascual Duarte), como en la poesía de Dámaso Alonso (Hijos de la ira).  

  

LA NOVELA DE 1975 A FINALES DEL SIGLO XX


TEMA 12.  LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1975 A FINALES DEL SIGLO XX.

            La crítica se plantea reiteradamente esta pregunta:  ¿hubo un cambio sustancial en la narrativa española tras la muerte de Franco? Para unos, no hubo ningún cambio: las famosas obras maestras guardadas en los cajones por miedo a la censura nunca fueron encontradas; para otros, los más jóvenes, apoyados por las editoriales que les publicaban, sí que hubo tal cambio. Si nos situamos en una posición intermedia, hay que decir que son rasgos indudables de estas novelas el aperturismo y la franqueza, es decir la escritura en libertad sin traba alguna de la censura. 

            La pregunta siguiente es esta otra : ¿ a qué se debe el auge de la producción novelística en estos últimos cuarenta años? La respuesta la vamos a encontrar en la vuelta a la 'narratividad', es decir la vuelta a la  novela que  recupera el placer por contar frente al compromiso social (50-60) y al experimentalismo de los años 60-70. Interesa más la historia que la forma como está contada y, lógicamente, esto implica mayor popularidad.

            Este auge novelístico provoca alguna consecuencia negativa: un crítica poco exigente y unas editoriales muy poderosas, gracias a los premios literarios, distorsionan la producción novelística hasta el punto de que novelas mediocres se hacen pasar por grandes obras, y viceversa.

            Ahora bien, aun dentro de un panorama literario muy complejo,  podemos caracterizar la novela de los últimos cuarenta años por lo siguiente: el individualismo de los autores y la pluralidad de tendencias. En efecto, los autores no forman 'grupos' o 'generaciones' tal y como los hemos conocido en el caso del realismo social o del experimentalismo; y tampoco es posible hablar de una tendencia común, pues encontramos relatos históricos, eróticos, amorosos, policiacos, autobiográficos, intimistas, irónicos, sarcásticos, desmitificadores del compromiso de los años 50-60, metaliterarios…Sí es posible, al menos,  hablar del agrupamiento de estos autores en cuatro generaciones cronológicas:

            a) narradores de la posguerra: Cela, Delibes y Torrente Ballester.

            b) autores del realismo social: Juan Marsé, Juan Goytisolo, Ana María Matute y Rafael Sánchez Ferlosio…

            c) escritores que empiezan a publicar en torno a los años 70: Eduardo Mendoza, Jose María Guelbenzu, José María Merino, Luis Mateo Díez, Manuel Vázquez-Montalbán, Juan José Millás…

            d) la generación de los más jóvenes: Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, Luis Landero, Paloma Díaz Mas, Almudena Grandes, Luisa Castro, Belén Gopegui…

            Entre las tendencias más destacadas, hemos de señalar lo que se ha dado en llamar el 'realismo renovado' que se basa en la reacción antirrealista contra el experimentalismo de los años 60-70. Se trata de novelas realistas en las que se presenta la confusión del hombre moderno porque ha perdido la fe en un proyecto futuro: sus personajes son seres desorientados, desvalidos, en busca de sentido. La trama posee un progreso lineal y se desarrolla generalmente en un espacio urbano. Son ejemplos e esta tendencia: Corazón tan blanco  (1992) de Javier Marías; El jinete polaco (1991) de Muñoz Molina; Juegos de la edad tardía (1989) de Luis Landero.

            La novela policiaca es otra de las tendencias. En la década de los setenta se produce una invasión de traducciones de clásicos de la novela negra, policiaca o de crimen (Dashiell Hammet, Raymond Chandler…) que va a propiciar el éxito de un género que no tenía una gran tradición en España. Los autores se dividen entre los que adaptan los modelos clásicos (Andreu Martín y Juan Madrid) y los que llevan a cabo una transgresión de estos modelos añadiendo a la trama criminal un análisis social y político, y una reflexión cultural, siempre en tono de parodia. De este modo, la novela policiaca se convierte en una crítica mordaz de la sociedad española. Destacan Manuel Vázquez Montalbán con la serie de novelas protagonizadas por el célebre detective Carvalho y Eduardo Mendoza, cuya obra  La verdad sobre el caso Savolta (1975) se considera la pionera del gusto por narrar e incluye pasajes de folletín, novela rosa, crónica de sucesos y novela negra. Su experimentación con la novela policiaca contará con títulos tan conocidos como El misterio de la cripta embrujada  (1979), El Laberinto de las aceitunas (1982) y La ciudad de los prodigios (1986).

            La novela histórica debe su éxito en España a la influencia de grandes novelas europeas: Yo, Claudio, Robert Graves; Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar; Juliano, el apóstata, de Gore Vidal y El nombre de la rosa, de Umberto Eco. La novela se concibe como una mezcla de ficción más documentación histórica exhaustiva y se divide en dos clases: novelas que recrean el pasado, sin cuestionarlo, y las que lo cuestionan como es el caso de Vázquez Montalbán en Galíndez y Autobiografía del General Franco.

            La novela metaficticia es un relato en el  que el autor  reflexiona sobre temas literarios que afectan a la propia creación. Podemos señalar El desorden de tu nombre (1987) de Juan José Millás; Crónica del desamor (1979) de Rosa Montero y Antofagasta (1987) de Ignacio Martínez de Pisón.

            Entre los más jóvenes, los nacidos en torno a 1965, se imponen dos corrientes: la continuadora de todo lo anterior, aunque en un tono menor, más intimista, que cuenta con nombres como Javier Cercas y Belén Gopequi; y otra dirección que ha recibido el nombre de realismo sucio. Estas  novelas están marcadas por el conflicto generacional, la redefinición de la familia, sexo, droga, alcohol…y admiración por los mitos de la cultura norteamericana. Utilizan un lenguaje desgarrado y cargado de coloquialismos. Ray Loriga y José Ángel Mañas son dos de sus autores representativos.

 

Enlace para documental de UNED sobre "La novela española desde 1975 hasta nuestros días"

http://lengua-castellana-y-literatura.blogspot.com.es/2009/06/la-novela-espanola-desde-1975-hasta.html

LA NOVELA DESDE 1939 HASTA 1975