viernes, 9 de diciembre de 2016
martes, 6 de diciembre de 2016
lunes, 5 de diciembre de 2016
viernes, 4 de noviembre de 2016
jueves, 14 de abril de 2016
EL TEATRO DESDE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX
EL TEATRO, DE
1939 A FINALES DEL SIGLO XX
El teatro después de la Guerra Civil halla no pocas
dificultades y condicionamientos. Unos, económicos, pues no existe mucho
interés por parte de los empresarios; otros, ideológicos, ya que el régimen
político impone una fuerte censura.
2. La segunda etapa de su producción
(la de los años 50 y 60) presentará un teatro más complejo y de contenido, más
que existencial, de carácter social y ético. Obras como El concierto de San
Ovidio o El tragaluz serán las precursoras del teatro ‘social’. Un
público nuevo, joven, universitario, y la leve apertura política del régimen
propician la aparición de un teatro emparentado con la protesta social, en la
misma línea de la poesía comprometida y de la novela social contemporáneas.
Será un teatro sencillo y realista que va a denunciar problemas concretos,
injusticias sociales y que los autores, en última instancia, utilizarán como
instrumento para la denuncia social. De esta nueva generación, cabe destacar a Lauro
Olmo (La camisa).
3. La tercera etapa de Buero
Vallejo, de estilo experimental, con nuevas técnicas escénicas, y de contenido
político, social y ético, conectará con el teatro de los años 70 y 80. Sus
obras más destacadas de este período son La doble historia del doctor Valmy y
La Fundación. El teatro de estos años supone la superación del ‘realismo’
mediante una estética experimental, europea y americana. Esta ‘nueva vanguardia
teatral’ está constituida por un teatro crítico, hermético para la mayoría
(obra de minorías). En este teatro, característico de los años 60 ya entrando en los 70, se pueden disitinguir distintas tendencias.
LÍNEA
VANGUARDISTA:
FRANCISCO NIEVA (Caperucita y el otro)
LÍNEA
REALISTA TRADICIONAL:
COMEDIA
URBANA O DRAMA URBANO:
En el teatro comercial, destaca por estos años el teatro poético,
simbólico y moralizante de Antonio Gala (Anillos
para una dama) Por otro lado, el cansancio del realismo social da paso a un
nuevo teatro que, sin abandonar la temática crítica, asimila las corrientes
experimentales del teatro extranjero: teatro
del absurdo (Ionesco); teatro dialéctico
y político (Bertold Brecht); teatro
total (Artaud); teatro pobre (Grotowski); teatro underground (Living Theatre) . Este teatro ofrece dos
variantes:
A)TEATRO EXPERIMENTAL DE AUTOR: de alto contenido
crítico y grandes audacias verbales, que hacen de él un nuevo "teatro soterrado". Destacan
Francisco Nieva (La carroza de plomo
candente) y Fernando Arrabal (con su "teatro pánico" -Cementerio de automóviles- y su
"teatro bufo"-Oye, Patria, mi
aflicción-).
B) GRUPOS DE TEATRO INDEPENDIENTE: además de sus
propias creaciones, representan obras del teatro social y del teatro experimental
de autor. Destacan los grupos catalanes: Els joglars,
Els Comediants, Teatre Lliure y La Fura dels Baus.
4. En esta etapa, situamos el teatro que se hace a partir de la llegada de la democracia. Mejoran las condiciones para
el desarrollo del teatro (sin censura y subvencionado). Con todo, por razones
económicas, predominan los montajes austeros (centrados en la palabra y el
gesto), frecuentemente con solo dos
personajes y con monólogos, como la exitosa adaptación de Cinco horas con Mario, de Miguel
Delibes. Los autores jóvenes se abren paso gracias a un público juvenil. Se
observa una dispersión de tendencias, aunque en general prevalece un claro
retorno a la línea tradicional y un retroceso de la vanguardia. Podemos señalar
algunas tendencias:
LÍNEA
VANGUARDISTA:
FRANCISCO NIEVA (Caperucita y el otro)
LÍNEA
REALISTA TRADICIONAL:
FERNANDO FERNÁN GÓMEZ (Las bicicletas son para el verano)
JOSÉ SANCHÍS SINISTERRA (¡Ay, Carmela)
J.LUIS ALONSO DE SANTOS (La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro).
JUAN MAYORGA (Alejandro
y Ana)
TEATRO ESPECTÁCULO: montajes
en los que prima lo visual sobre lo verbal.
ELS COMEDIANTS (Dimonis)
EL TEATRO, DE 1939 A FINALES DEL SIGLO XX
- El teatro después de la Guerra Civil se enfrenta a graves dificultades debido a…
- La falta de obras dramáticas..
- El poco interés de los empresarios y la censura que impone el régimen.
- La escasez de teatros.
- El poco interés del público.
- Sola una de las afirmaciones es falsa…
- El teatro comercial sigue la línea de la alta comedia de Benavente.
- Sus obras carecen de sentido crítico.
- Es el teatro de mayor calidad.
- Sus obras buscan el puro entretenimiento.
- El teatro del régimen, representado por José María Pemán, …
- Es surrealista en la línea de García Lorca
- Defiende los valores tradicionales: autoridad, unidad de la patria, el heroísmo, el catolicismo.
- Es de carácter existencial.
- Es de carácter simbólico.
- El teatro de humor, magnífico, heredero del ingenio y de la vanguardia del 27, cuenta con dos grandes autores:
- Antonio Buero Vallejo y Antonio Machado.
- Lauro Olmo y Fernando Fernán Gómez.
- Enrique Jardiel Poncela y Miguel MIhura.
- García Lorca y Valle-Inclán .
- En los años cuarenta, de la mano de Buero Vallejo, se inicia un teatro de calidad que se distingue por…
- Su carácter poético.
- Su carácter existencial ( la Familia de Pascual Duarte e Hijos de la ira.)
- Su carácter comercial.
- Su carácter cómico.
- Historia de una escalera es la precursora de esta orientación y se caracteriza por…
- Estar centrada en las grandes ciudades.
- Servir de propaganda al régimen.
- Incidir sobre “la búsqueda de sentido a la vida humana”.
- Ser una obra cómica.
- En los años 50/60, Buero Vallejo con El concierto de San Ovidio y El tragaluz participa también del teatro social, caracterizado por…
- La denuncia social, en línea con la novela y la poesía.
- La experimentación teatral.
- La literatura de evasión.
- La importancia de la escenografía.
- Junto a Buero, en el giro hacia el teatro experimental, se cuentan otros autores…
- Los hermanos Machado
- Valle, Lorca
- Els Joglars, Francisco Nieva, Francisco Arrabal.
- Benavente, Edgar Neville
- A partir de los años 80, se vuelve a un teatro de corte realista, más tradicional en el que triunfan…
- F. Fernán Gómez y Alonso de Santos
- Valle, Lorca
- Els Joglars, Francisco Nieva, Francisco Arrabal.
- Benavente, Edgar Neville
- El tema de Historia de una escalera es…
- Cómo la vida se repite sin esperanza para nadie,
- Cómo las generaciones de los mayores fracasaron en su intento de ser felicies.
- Cómo la vida se repite, pero los jóvenes, tal vez alcancen sus sueños.
- Cómo la escalera los atrapa a todos sin remisión.
VALORACIÓN CRÍTICA DE HISTORIA DE UNA ESCALERA
VALORACIÓN
CRÍTICA DE HISTORIA DE UNA ESCALERA
DE
ANTONIO BUERO VALLEJO
Historia de una escalera fue estrenada en el Teatro Español de Madrid
la noche del 14 de octubre de 1949 –fecha clave del teatro y de la literatura
española de posguerra-, con un clamoroso éxito. Se trata de un drama dividido
en tres actos que transcurren en tiempos muy diferentes: el primero, en 1919,
un día en que los vecinos deben pagar el recibo de la luz; el segundo, en 1929,
cuando tiene lugar el entierro del señor Gregorio; y el tercero, en 1949, año
que coincide con el presente del espectador, en la fecha de cumpleaños
de Manolín, uno de los personajes.
Aunque se
mantenga esta división clásica en tres actos, el contenido no se ajusta al
esquema clásico o tradicional de planteamiento, nudo y desenlace. Más bien,
debemos hablar de estructura cíclica o repetitiva con un final abierto. En
efecto, cada acto conlleva una fuerte disputa entre personajes y una
declaración amorosa; la continua repetición de hechos, palabras o ideas obliga
constantemente al espectador a comparar lo que ve representado en ese momento
con lo que ha visto antes. Se trata de sucesos cotidianos que se repiten
invariablemente a lo largo de los años (hábitos sociales como las expresiones
de consuelo ante la muerte de alguien, las relaciones de vecindad con sus
filias y sus fobias, la cotidiana bajada a la compra, el pago de los recibos de
luz...) y de situaciones afectivo-amorosas que, tras una trama de amores
cruzados, y frustrados, entre los personajes principales (Fernando-Elvira;
Urbano-Carmina) culminan en la declaración de Manolín, hijo de la primera
pareja, a Carmina, hija de la segunda. Esta situación final reproduce la de
treinta años antes entre Fernando y Carmina, frustrada por las circunstancias
de una existencia gris, e incluso mezquina, ligada a una ‘escalera’ que suben y
bajan constantemente, y de la que no han podido liberarse.
Esta escalera es el símbolo del paso del tiempo,
pero también de la inmovilidad social y del fracaso personal. ¿Van a conseguir
Manolín y Carmina hacer realidad sus sueños: ascender en la escala social y,
superando los odios de sus mayores, ver culminado su amor en el matrimonio? En
otras palabras: ¿van a lograr liberarse de la ‘escalera’? Si atendemos a la
estructura cíclica que hemos comentado, habría que decir que no: estarían
condenados a repetir el fracaso de sus padres. Pero, curiosamente, en la escena
del primer acto en que Fernando comunica a Carmina sus proyectos y le confiesa
su amor, se derrama la lechera que llevaba la joven: como en el cuento
de La lechera, es el símbolo de las ilusiones que no se cumplirán;
mientras que, al final, el autor se cuida de no intervenir tan explícitamente
y, aunque la escena que protagonizan los jóvenes, es observada por sus padres con
infinita melancolía, cabe la posibilidad de creer que la historia puede
cambiar. Buero habría dejado abierto el final para que el espectador
contemporáneo, que se habría visto perfectamente reflejado en los personajes de
la obra, pusiera el suyo propio: ello implicaría empeño e integridad,
condiciones imprescindibles, después de haber asistido al fracaso de los
personajes pertenecientes a las generaciones anteriores.
Historia de una escalera es la historia de vidas
frustradas en lo personal, en lo social y, sobre todo, en lo existencial. La
sordidez de la vida, ligada al símbolo de una escalera de casa de vecindad,
muestra el vacío de unos personajes condenados a repetir monótonamente las
mismas acciones de sus predecesores. Eso sí, con una puerta abierta a una débil esperanza. En este sentido, es un
fiel reflejo de la posguerra, caracterizada, desde un punto de vista social,
por la pobreza, la impotencia y la resignación; y desde un punto de vista
personal, por la angustia existencial, por el desengaño que provocan las
ilusiones frustradas. En este sentido, conecta con las preocupaciones
existenciales que se manifiestan tanto en la novela de Cela (Pascual Duarte),
como en la poesía de Dámaso Alonso (Hijos de la ira).
LA NOVELA DE 1975 A FINALES DEL SIGLO XX
TEMA
12. LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1975 A FINALES
DEL SIGLO XX.
La crítica se plantea reiteradamente
esta pregunta: ¿hubo un cambio
sustancial en la narrativa española tras la muerte de Franco? Para unos, no
hubo ningún cambio: las famosas obras maestras guardadas en los cajones por
miedo a la censura nunca fueron encontradas; para otros, los más jóvenes,
apoyados por las editoriales que les publicaban, sí que hubo tal cambio. Si nos
situamos en una posición intermedia, hay que decir que son rasgos indudables de
estas novelas el aperturismo y la franqueza, es decir la escritura en
libertad sin traba alguna de la censura.
La pregunta siguiente es esta otra :
¿ a qué se debe el auge de la producción novelística en estos últimos cuarenta
años? La respuesta la vamos a encontrar en la vuelta a la 'narratividad', es decir la vuelta a la novela que
recupera el placer por contar frente al compromiso social (50-60) y al
experimentalismo de los años 60-70. Interesa más la historia que la forma como
está contada y, lógicamente, esto implica mayor popularidad.
Este auge novelístico provoca alguna
consecuencia negativa: un crítica poco exigente y unas editoriales muy
poderosas, gracias a los premios literarios, distorsionan la producción
novelística hasta el punto de que novelas mediocres se hacen pasar por grandes
obras, y viceversa.
Ahora bien, aun dentro de un
panorama literario muy complejo, podemos
caracterizar la novela de los últimos cuarenta años por lo siguiente: el individualismo de los autores y la pluralidad de tendencias. En efecto,
los autores no forman 'grupos' o 'generaciones' tal y como los hemos conocido
en el caso del realismo social o del experimentalismo; y tampoco es posible
hablar de una tendencia común, pues encontramos relatos históricos, eróticos,
amorosos, policiacos, autobiográficos, intimistas, irónicos, sarcásticos,
desmitificadores del compromiso de los años 50-60, metaliterarios…Sí es
posible, al menos, hablar del
agrupamiento de estos autores en cuatro generaciones cronológicas:
a) narradores de la posguerra: Cela, Delibes y Torrente Ballester.
b) autores del realismo social: Juan Marsé, Juan Goytisolo, Ana María
Matute y Rafael Sánchez Ferlosio…
c) escritores que empiezan a publicar en torno a los años 70: Eduardo
Mendoza, Jose María Guelbenzu, José María Merino, Luis Mateo Díez, Manuel
Vázquez-Montalbán, Juan José Millás…
d) la generación de los más jóvenes: Antonio Muñoz Molina, Javier
Marías, Luis Landero, Paloma Díaz Mas, Almudena Grandes, Luisa Castro, Belén
Gopegui…
Entre las tendencias más destacadas,
hemos de señalar lo que se ha dado en llamar el 'realismo renovado' que se basa en la reacción antirrealista contra
el experimentalismo de los años 60-70. Se trata de novelas realistas en las que
se presenta la confusión del hombre moderno porque ha perdido la fe en un
proyecto futuro: sus personajes son seres desorientados, desvalidos, en busca
de sentido. La trama posee un progreso lineal y se desarrolla generalmente en
un espacio urbano. Son ejemplos e esta tendencia: Corazón tan blanco (1992)
de Javier Marías; El jinete polaco
(1991) de Muñoz Molina; Juegos de la edad
tardía (1989) de Luis Landero.
La novela policiaca es otra de las tendencias. En la década de los
setenta se produce una invasión de traducciones de clásicos de la novela negra,
policiaca o de crimen (Dashiell Hammet, Raymond Chandler…) que va a propiciar
el éxito de un género que no tenía una gran tradición en España. Los autores se
dividen entre los que adaptan los modelos clásicos (Andreu Martín y Juan Madrid)
y los que llevan a cabo una transgresión de estos modelos añadiendo a la trama
criminal un análisis social y político, y una reflexión cultural, siempre en
tono de parodia. De este modo, la novela policiaca se convierte en una crítica
mordaz de la sociedad española. Destacan Manuel Vázquez Montalbán con la serie
de novelas protagonizadas por el célebre detective Carvalho y Eduardo Mendoza,
cuya obra La verdad sobre el caso Savolta (1975) se considera la pionera del
gusto por narrar e incluye pasajes de folletín, novela rosa, crónica de sucesos
y novela negra. Su experimentación con la novela policiaca contará con títulos
tan conocidos como El misterio de la
cripta embrujada (1979), El Laberinto de las aceitunas (1982) y La ciudad de los prodigios (1986).
La novela histórica debe su éxito en España a la influencia de grandes
novelas europeas: Yo, Claudio, Robert
Graves; Memorias de Adriano, de
Marguerite Yourcenar; Juliano, el
apóstata, de Gore Vidal y El nombre
de la rosa, de Umberto Eco. La novela se concibe como una mezcla de ficción
más documentación histórica exhaustiva y se divide en dos clases: novelas que
recrean el pasado, sin cuestionarlo, y las que lo cuestionan como es el caso de
Vázquez Montalbán en Galíndez y Autobiografía del General Franco.
La novela metaficticia es un relato en el que el autor reflexiona sobre temas literarios que afectan
a la propia creación. Podemos señalar El
desorden de tu nombre (1987) de Juan José Millás; Crónica del desamor (1979) de Rosa Montero y Antofagasta (1987) de Ignacio Martínez de Pisón.
Entre los más jóvenes, los nacidos
en torno a 1965, se imponen dos corrientes: la continuadora de todo lo
anterior, aunque en un tono menor, más intimista, que cuenta con nombres como
Javier Cercas y Belén Gopequi; y otra dirección que ha recibido el nombre de realismo
sucio. Estas novelas están
marcadas por el conflicto generacional, la redefinición de la familia, sexo,
droga, alcohol…y admiración por los mitos de la cultura norteamericana.
Utilizan un lenguaje desgarrado y cargado de coloquialismos. Ray Loriga y José
Ángel Mañas son dos de sus autores representativos.
Enlace para documental de UNED sobre "La novela española
desde 1975 hasta nuestros días"
http://lengua-castellana-y-literatura.blogspot.com.es/2009/06/la-novela-espanola-desde-1975-hasta.html
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