TEMA
12. LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1975 A FINALES
DEL SIGLO XX.
La crítica se plantea reiteradamente
esta pregunta: ¿hubo un cambio
sustancial en la narrativa española tras la muerte de Franco? Para unos, no
hubo ningún cambio: las famosas obras maestras guardadas en los cajones por
miedo a la censura nunca fueron encontradas; para otros, los más jóvenes,
apoyados por las editoriales que les publicaban, sí que hubo tal cambio. Si nos
situamos en una posición intermedia, hay que decir que son rasgos indudables de
estas novelas el aperturismo y la franqueza, es decir la escritura en
libertad sin traba alguna de la censura.
La pregunta siguiente es esta otra :
¿ a qué se debe el auge de la producción novelística en estos últimos cuarenta
años? La respuesta la vamos a encontrar en la vuelta a la 'narratividad', es decir la vuelta a la novela que
recupera el placer por contar frente al compromiso social (50-60) y al
experimentalismo de los años 60-70. Interesa más la historia que la forma como
está contada y, lógicamente, esto implica mayor popularidad.
Este auge novelístico provoca alguna
consecuencia negativa: un crítica poco exigente y unas editoriales muy
poderosas, gracias a los premios literarios, distorsionan la producción
novelística hasta el punto de que novelas mediocres se hacen pasar por grandes
obras, y viceversa.
Ahora bien, aun dentro de un
panorama literario muy complejo, podemos
caracterizar la novela de los últimos cuarenta años por lo siguiente: el individualismo de los autores y la pluralidad de tendencias. En efecto,
los autores no forman 'grupos' o 'generaciones' tal y como los hemos conocido
en el caso del realismo social o del experimentalismo; y tampoco es posible
hablar de una tendencia común, pues encontramos relatos históricos, eróticos,
amorosos, policiacos, autobiográficos, intimistas, irónicos, sarcásticos,
desmitificadores del compromiso de los años 50-60, metaliterarios…Sí es
posible, al menos, hablar del
agrupamiento de estos autores en cuatro generaciones cronológicas:
a) narradores de la posguerra: Cela, Delibes y Torrente Ballester.
b) autores del realismo social: Juan Marsé, Juan Goytisolo, Ana María
Matute y Rafael Sánchez Ferlosio…
c) escritores que empiezan a publicar en torno a los años 70: Eduardo
Mendoza, Jose María Guelbenzu, José María Merino, Luis Mateo Díez, Manuel
Vázquez-Montalbán, Juan José Millás…
d) la generación de los más jóvenes: Antonio Muñoz Molina, Javier
Marías, Luis Landero, Paloma Díaz Mas, Almudena Grandes, Luisa Castro, Belén
Gopegui…
Entre las tendencias más destacadas,
hemos de señalar lo que se ha dado en llamar el 'realismo renovado' que se basa en la reacción antirrealista contra
el experimentalismo de los años 60-70. Se trata de novelas realistas en las que
se presenta la confusión del hombre moderno porque ha perdido la fe en un
proyecto futuro: sus personajes son seres desorientados, desvalidos, en busca
de sentido. La trama posee un progreso lineal y se desarrolla generalmente en
un espacio urbano. Son ejemplos e esta tendencia: Corazón tan blanco (1992)
de Javier Marías; El jinete polaco
(1991) de Muñoz Molina; Juegos de la edad
tardía (1989) de Luis Landero.
La novela policiaca es otra de las tendencias. En la década de los
setenta se produce una invasión de traducciones de clásicos de la novela negra,
policiaca o de crimen (Dashiell Hammet, Raymond Chandler…) que va a propiciar
el éxito de un género que no tenía una gran tradición en España. Los autores se
dividen entre los que adaptan los modelos clásicos (Andreu Martín y Juan Madrid)
y los que llevan a cabo una transgresión de estos modelos añadiendo a la trama
criminal un análisis social y político, y una reflexión cultural, siempre en
tono de parodia. De este modo, la novela policiaca se convierte en una crítica
mordaz de la sociedad española. Destacan Manuel Vázquez Montalbán con la serie
de novelas protagonizadas por el célebre detective Carvalho y Eduardo Mendoza,
cuya obra La verdad sobre el caso Savolta (1975) se considera la pionera del
gusto por narrar e incluye pasajes de folletín, novela rosa, crónica de sucesos
y novela negra. Su experimentación con la novela policiaca contará con títulos
tan conocidos como El misterio de la
cripta embrujada (1979), El Laberinto de las aceitunas (1982) y La ciudad de los prodigios (1986).
La novela histórica debe su éxito en España a la influencia de grandes
novelas europeas: Yo, Claudio, Robert
Graves; Memorias de Adriano, de
Marguerite Yourcenar; Juliano, el
apóstata, de Gore Vidal y El nombre
de la rosa, de Umberto Eco. La novela se concibe como una mezcla de ficción
más documentación histórica exhaustiva y se divide en dos clases: novelas que
recrean el pasado, sin cuestionarlo, y las que lo cuestionan como es el caso de
Vázquez Montalbán en Galíndez y Autobiografía del General Franco.
La novela metaficticia es un relato en el que el autor reflexiona sobre temas literarios que afectan
a la propia creación. Podemos señalar El
desorden de tu nombre (1987) de Juan José Millás; Crónica del desamor (1979) de Rosa Montero y Antofagasta (1987) de Ignacio Martínez de Pisón.
Entre los más jóvenes, los nacidos
en torno a 1965, se imponen dos corrientes: la continuadora de todo lo
anterior, aunque en un tono menor, más intimista, que cuenta con nombres como
Javier Cercas y Belén Gopequi; y otra dirección que ha recibido el nombre de realismo
sucio. Estas novelas están
marcadas por el conflicto generacional, la redefinición de la familia, sexo,
droga, alcohol…y admiración por los mitos de la cultura norteamericana.
Utilizan un lenguaje desgarrado y cargado de coloquialismos. Ray Loriga y José
Ángel Mañas son dos de sus autores representativos.
Enlace para documental de UNED sobre "La novela española
desde 1975 hasta nuestros días"
http://lengua-castellana-y-literatura.blogspot.com.es/2009/06/la-novela-espanola-desde-1975-hasta.html
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